miércoles, 27 de febrero de 2013


El top manta debe tener derechos
            Me acuerdo mucho un día andando con mi familia por el centro de Valencia vi cómo corrían cinco africanos; no sabía qué era lo que estaba pasando, mucha gente estaba asustada, hasta que de pronto me di cuenta de que la policía les estaba persiguiendo.
           Una de las cosas que me sorprendió mucho fue ver la cara de asustado y con lágrimas en los ojos a uno de los negritos que escapaba corriendo. Eso fue muy duro para mí, y para mi familia también. Ese día tenía una sensación muy rara en mi cuerpo después de verle la cara a ese hombre. Me empecé a sentir muy raro, durante todo el  día no me daban ganas de comer ni nada, no me podía quitar de la cabeza a aquel pobre vendedor.
            Yo no puedo creer por qué pasan estas cosas, nunca me ha parecido bien que la policía persiga a las personas que se buscan la vida, que intentan ganar  dinero  para ayudarse a pagar todos sus gastos, incluso muchas veces para poder dar de comer a sus hijos. Son personas que en mi opinión no le están haciendo daño a nadie, solamente lo hacen para poder sobrevivir o para vivir un poco mejor. No puedo entender cómo los policías actúan de esa manera tan agresiva, cogen a las personas muchas veces y las insultan incluso les llegan a decir que se vayan para su país.
             Muchas veces me pregunto  por qué tienen que pasar estas cosas, por qué la policía actúa de esa manera. Me parece muy bien ver cómo una persona compra algo a un negrito que vende relojes, ropa, bolsos... o cómo consume comida o bebidas en un puesto de algún inmigrante. Es hermoso escuchar cómo esa persona te da las gracias de todo corazón y te regala una gran sonrisa.
            Siempre que realizo algunas de estas acciones  me siento muy bien. Desde el día que le vi la cara a aquel hombre, que nunca se me olvida, siempre que puedo y me guste lo que tenga, se lo compraré.  Creo que todo el mundo merecemos cariño, amor y respeto, sea de donde seamos cada uno. Las personas que vivimos un poco mejor y no nos hace falta hacer estas cosas, deberíamos ayudar a que todos puedan comer un plato de comida cada día. 
          Ayudemos a todo aquel que nos lo pida mientras podamos, quién sabe si en alguna ocasión podríamos ser nosotros los necesitados de ayuda.
                                                                                               Escrito por Andrés Ossa, 3º B
                                                                 Transcrito para la revista por Marcos Cubells, 3º A